Mesón Octavio

Por: Juan Antonio Díaz

“Que no falten momentos dignos de ser atesorados para el recuerdo”. La frase, escrita en una de las paredes del Mesón Octavio cobra sentido desde el minuto uno, justo cuando Belén García Castro, sumiller y jefa de sala, sugiere empezar por unas excepcionales migas con huevo, remojadas en el mismo vino que Belén recomienda, acompañadas de un chorizo que prepara a propósito su hermana Aurora, cocinera junto a la madre de ambas, doña Santiaga Castro. La pasión por la tierra, por la cocina local, se percibe: canónico pisto, pipirrana de pescado con sardina de bota (arenque), falso torrezno con corteza de cerdo deshidratada y paté de perdiz, tuétano de venao ahumado con jara y romero y, de postre, torrija de pan brioche al horno y tarta de queso manchego con espuma de azafrán.