Eme Be Garrote

Por: Mikel Zeberio

Martín Berasategui es el propietario de Eme Be Garrote, ubicado en la antigua sidrería Urquiola, un caserío emblemático que junto a su gran amigo Luismi Garaiar –una persona eficiente en el rito del lujo de la carne de vaca– convirtieron en restaurante hace ya siete años. Aunque ya le han brindado la primera estrella Michelin, lo saca adelante conservando sus tradiciones y siguiendo los códigos de la alta restauración. En el comedor entre kupela y kupela, te sientas ante una mesa en la que no falta una carta inmensa (en tamaño y contenido) en la que lees: “Elegid lo que queráis, confeccionando vuestro menú a placer, con las combinaciones entre entrantes, segundos y postres, que más os apetezcan y disfrutad”. En cuanto a los pescados, puedes optar por unos chipirones troceados guisados en su tinta; por unas kokotxas de bacalao confitado al pil-pil o por la merluza con papada ibérica. Finalmente, los postres. Ahí siempre se ha sentido Martín a gusto, y logra contagiar a sus comensales con el soufflé de chocolate, la torrija caramelizada o el cremoso de leche, queso y melocotón.